¿Por qué comencé a viajar?

Islas Lofoten¿Por qué viajo? Gran pregunta que a veces me ha hecho la gente que me rodea, y para la que no tengo una respuesta rápida. O quizás si.

Me imagino que todo viene de pequeñito. Siempre he tenido una atracción irresistible por los mapas. Mis padres me compraron un globo terráqueo y me gustaba mirar todos los países que había en el mundo, imaginar cómo llegar a cada uno de ellos, y crear rutas que realizaba en mi imaginación. Incluso cogía el mapa de carreteras que mi padre tenía en el coche y me gustaba mirar distintos lugares de España e imaginar rutas que unieran lugares.

Pero el siguiente paso nunca lo hubiera dado si no hubiera sido por ellos. No recuerdo muy bien cómo ni por qué, pero cuando nos trasladamos a vivir a Zaragoza (de vuelta a los orígenes) conocimos a varias familias que los veranos se cogían una tienda de campaña y se iban por Europa. A mi me atrajo inmediatamente la idea y no sé cómo ni por qué, mis padres entraron en el juego. Así que cuando tenía 13 años salí por primera vez de España destino Suiza con un coche cargado hasta los topes y una tienda de campaña familiar. Durante varios años los viajes se repitieron, hasta que físicamente mis padres ya no estaban para esas cosas.

El viajar ya no se iba a ir de mi cabeza, pero me había quedado tirado, sin manera de hacerlo. En este ínterin, me fui a París con una beca Erasmus y ese verano, el verano de 2001 decidí hacer mi primer viaje solo. Me fui a la Costa Azul, Lyon y a la vuelta conocí una de mis ciudades fetiche: Carcassonne.

Llegó una época de penurias económicas y de miedos de nuevo, que me hizo estar cuatro años varado en casa (aunque viví durante una época en Barcelona, lo que me permitió seguir conociendo lugares), hasta que en el invierno de 2005 decidí que se acabó el estar parado en casa en las vacaciones y que había que coger el toro por los cuernos: comenzó aquello que con el tiempo me dio por bautizar como los Winter Tour y los Summer Tour. Y poco a poco empecé a dejar de querer ser un turista para querer ser una viajero. Empezó poco a poco a interesarme la gente que habita en los lugares, más que las cosas que tienen esos lugares como atractivos turísticos. Empezó a interesarme las raíces de los lugares dónde estaba y empecé a intentar hablar con la gente que me cruzaba. Y mi necesidad de viajar crecía, y las épocas entre vacaciones que no tenía más remedio que trabajar para poder viajar se hicieron largas. Y nació lo que llamé los Spring Break, que son un fin de semana que inteto encajar como puedo en mis horarios de trabajo para quitarme el mono en alguna ciudad europea que no sea demasiado conocida o famosa y a la que vuele alguna aerolínea de bajo coste. Y poco después decidí que ya bastaba el miedo a meterme muchas horas en un avión, que aunque midiera dos metros solo eran unas horas de sufrimiento, y que me resultaba más atractivo visitar todos esos lugares fuera de Europa que me apetecían que excusarme en la incomodidad de volar. Y así me fui a Australia en mi Summer Tour.

Y aquí me encuentro ahora, soñando constantemente con nuevos lugares que ver, apuntando en una lista interminable sitios que visitar, calculando cuantos días tengo libres para intentar cuadrar algún viaje. Porque me he dado cuenta de que viajar es como una droga que necesito inocularme cada poco tiempo y de la que cada vez necesito más dosis. Una droga a la que no creo que renuncie nunca mientras me quede algo de aquello que considero el motor de mis viajes:

CURIOSIDAD

Amigos, sed curiosos y buscad. Siempre digo que mi meta en la vida es ser feliz para, como decía Thoreau, “no descubrir en el momento de la muerte que en realidad no he vivido”Canal du Midi

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5 respuestas a ¿Por qué comencé a viajar?

  1. Andrea More dijo:

    Coincido contigo. Amo viajar. Siempre he creído que uno debe invertir en experiencias, no en cosas. Linda fotografía ademas.

    • hesisair dijo:

      Sí, porque después de vivirlas, recordar las experiencias te da fuerzas para afrontar el día a día… y soñar con otras nuevas.
      Un saludo y gracias 🙂

  2. yandrakovic dijo:

    Vaya infiernos de viaje los de la tienda, amigo…

  3. yandrakovic dijo:

    Sí, el único pero que le encuentro a esos viajes es el olor de mis pies, sí… Menos mal que había bocadillos de sardinas que si no…

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