Se trata de uno de los grandes símbolos de Copenhague, quizás lo primero que evoca el nombre de la ciudad, pero, sobre todo, es una imagen preciosa, que te deja sorprendido y maravillado y tiene el poder de no permitirte que dejes de mirarla. Además, es una de las mejores excusas existentes para pasear por esa maravillosa ciudad que es Copenhague.
Sí, porque en Copenhague hay que andar, hay que pasear por la ciudad, hay que ver como sus habitantes salen a cientos a las calles en cuanto sale un pequeño rayo de sol y la convierten en la ciudad con más vida de las que yo haya conocido en el Norte de Europa. Os voy a contar como llegar a esta figura, y os voy a contar como llegar andando, como llegar disfrutando de la ciudad. No sé si se puede llegar con transporte público, me imagino que sí, pero no me preocupé por saber cómo. Y no me equivoqué.
La Sirenita se encuentra en el parque Langelinie en la bahía del Puerto de la ciudad, un poco separado del resto. Para llegar desde la Plaza del Ayuntamiento, punto de salida de todo paseo por Copenhague, hay que comenzar a andar por la Stroget, la zona de compras más grande de Europa (en realidad son varias calles, pero se agrupan bajo ese nombre). Bajamos tranquilamente, parando quizás en la tienda de Lego, quizás observando como los daneses se mueven de tienda a tienda y conversan, quizás ves como en las plazas hay distintos espectáculos callejeros y te paras a mirarlos.
Hasta que llegas a Nyhavn, el antiguo puerto comercial de Copenhague con sus inconfundibles casa pintadas a lo largo de todo el canal que, pases a la hora que pases, se encuentra lleno de gente paseando o comiendo en uno de sus restaurantes. Además, desde allí salen los tours en barca por la bahía de Copenhague, que es una buena manera de hacerte una idea de como es la ciudad desde un punto de vista distinto al que puedas ver andando.
Sé que muchos os querríais quedar en Nyhavn, pero la ruta continúa y bajas hasta la orilla de la bahía para seguir andando junto a ella y encontrarte a tu izquierda el Palacio de Amalienborg, dónde habitan los reyes de Dinamarca y con una plaza octagonal imponente. Justo al otro lado de la bahía puedes ver la Ópera de Copenhague.
Nuestro paseo continúa y cada vez estamos más cerca de nuestro objetivo, porque por fin llegamos a la entrada del Langelinie. Allí nos quedamos sorprendidos y embaucados por la belleza de la fuente de Gefion, una espectacular representación de la mitología danesa que narra la creación de la isla de Selandia por la diosa Gefjun. Es una fuente espectacular, a lo largo de una escalinata coronada por la imagen de la diosa llevando el carro para arar tirado por sus hijos. Al lado de la entrada de este parque se encuentra el muelle donde amarran los barcos de los cruceros.
Entramos en el parque con tan maravillosa entrada y poco a poco vamos bordeando la costa hasta que, finalmente, nos encontramos con la imagen de La Sirenita. Y sí, igual pensareis “¡Qué pequeña! ¿Para esto la caminata?”, pero sentaros en uno de los bancos que hay alrededor o en una de las rocas que la rodean y observadla. Mirad como sus piernas se transforman suavemente en la cola de la sirena o como la coleta en la que se recoge su peinado cae sobre los hombros para liberar la imagen de su cara. Observad como se integra en su entorno (aunque procurad no mirar la otra orilla, rompen un poco la magia las fábricas abandonadas).
Y si no tenéis suficiente con eso, observad el ajetreo de la gente que va y viene, creyendo en que tan solo es un checkpoint de su viaje y que hace la foto de rigor y sigue sin observarla de verdad, sin percatarse de la magia que desprende la estatua. Y verás como los autobuses de los cruceros descargan y cargan gente sin parar. Y verás como hay momentos en los que te encuentras tú solo con La Sirenita porque, en realidad, los que hacéis el camino andando sois una franca minoría. Y sí, no os preocupéis si os dais cuenta de que lleváis varias horas delante de La Sirenita. Quizás es que habéis caído bajo el hechizo de la protagonista y habéis estado en su reino junto al mar.
P.D.: Como veis en la última foto, los barcos turísticos se acercan para ver La Sirenita, pero la vista es trasera y lejana, nada comparable a tenerla a medio metro.