Carcassonne, un viaje a otros tiempos

Uno de los lugares que me han marcado desde que los conocí es Carcassonne. Se trata de un pequeño pueblo situado en el Sur de Francia, entre Toulouse y el Mediterráneo, con la peculiaridad de que la antigua ciudad amurallado fue completamente reconstruida tal y como estaba en la Edad Media a finales del Siglo XIX por Viollet-le-Duc. Tanto me impresionó el lugar que ya he vuelto dos veces más, la última en bicicleta cuando subí el Canal de Midi.

La fortaleza de Carcassonne se sitúa en una pequeña colina a orillas del Aude, con una situación privilegiada con el control sobre todo el valle del río. Existen tres entradas (en algunos sitios pone cuatro, aunque yo solo encontré tres), pero el 95% de los turistas y viajeros entramos por la Porte Narbonnaise, una doble puerta sobre la muralla con un puente levadizo sobre el foso. Una vez que entras lo primero que tienes que hacer es intentar abstraerte a la gran cantidad de tiendas de souvenirs de todo tipo que te encuentras a lo largo de la estrecha calle principal que te lleva a la entrada del Castillo Condal.

Una vez allí, no me queda mucho que deciros, simplemente andad. Entrad a ver el Castillo (el único lugar de pago en todo el conjunto) y sencillamente dedicaros a descubrir cada uno de los rincones de la fortaleza. Perderos por las callejuelas que nunca sabes a dónde te llevan exactamente, pero que además te permiten alejarte un poco de la gran cantidad de turistas que hay siempre. Entrad en la Catedral de Saint-Nazaire y babead un poco viendo el hotel (inaccesible para la mayoría) que se encuentra a su lado. Pasead por el foso entre las dos murallas y subid a la muralla exterior o entrad en una de las torres de vigilancia para sentirte como un defensor de la ciudad controlando todo el valle del río.

En definitiva, dejaros invadir por la magia de la ciudad, y quedaros hasta que la noche caiga. Porque la iluminación de la fortaleza es otra visita en sí misma, tanto desde el interior de la fortaleza como desde el exterior o la orilla del río.

Y si queréis una experiencia distinta, probad a dormir dentro de la Fortaleza. Los hoteles, evidentemente, está a un precio prohibitivo, pero existe un Albergue bastante cómodo y limpio, justo al lado de la entrada del Castillo Condal que te permitirá poder decir que has dormido dentro de una fortaleza medieval a un precio razonable.

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